Nuevas ideas, nuevos conceptos

Siempre estamos intentando innovar nuestras propuestas artísticas, sin embargo parecería que a veces no existen los suficientes recursos o no encontramos esa inspiración para crear verdaderas obras de arte. Les invitamos a ingresar a Saatchi Art, que es una página de consulta y compra de obras de arte, entre las que podemos ver una gran variedad de categorías en fotografía. Vale la pena revisar en qué está el mercado de la fotografía y cómo se desenvuelve a nivel internacional.

Seguro tendrás muchas ideas para proponer tus nuevos proyectos.

http://www.saatchiart.com/photography/documentary

Gracias por seguir con nosotros

Click cumple dos años y seguimos con la misma fuerza y mayores sueños. Esperamos continuar ofreciéndoles un poco de nuestra mirada desde nuestros lentes. Actualmente estamos construyendo un gran proyecto del cual les iremos contando poco a poco, pero como adelanto les dejamos esta imagen. No dejen de entrar a nuestra página http://clikuio.net y a nuestras redes en Twitter @clickuio y en Facebook ClickUio. Nos encanta recibir sus comentarios.

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Valijas, viajes y rutas: Parada 2 llegamos a Copacabana

Copacabana es uno de los poblados más bonitos de Bolivia, ubicada en el departamento de La Paz, a 155 kilómetros de la capital, es la ciudad del lago desde donde se la mire. El color azul del Titicaca nos asombra por su grandeza y matiz que a ratos se confunde con el cielo despejado que el verano nos ofrece.

Si tu presupuesto lo permite, la mejor opción es alojarse en un hotel con vista al lago, los colores del amanecer y la caída del sol compensarán el precio de la habitación, a pesar de que Bolivia es muy barato (en comparación con los precios de Ecuador), es decir de $20 a $25 USD por habitación doble. Aunque, alejados de la calle principal, se pueden encontrar hoteles más caros, pero la vista siempre será mejor. Una buena recomendación es el hotel Estelar, pese a que los servicios básicos no son constantes en Copacabana, este hotel cumple con las características de un tres estrellas.

En la mañana partimos para la Isla del Sol y la Isla de la Luna, llama la atención la organización del turismo comunitario, las lanchas parten a las 8h30 y 13h30; si estás con tiempo para disfrutar del paisaje lo mejor es que escojas el tour full day por 25 bolivianos (casi $ 3.5 USD.)

 

La lancha sale desde el puerto de Copacabana a las 8h30 pero los tiempos en Bolivia son más largos, entonces te embarcas a las 9h00 o 9h15. Durante el trayecto es buena idea relajarse con el frio y observar Copacabana desde otro ángulo, la majestuosidad del Titicaca y los picos nevados. Casi a las 11h00 llegamos a la Isla de la Luna donde compramos un ticket para ingresar al sitio arqueológico. Por 10 bolivianos te paseas por el Palacio de las Vírgenes «IñaqUyu» o Casa de las Escogidas Vírgenes del Sol, donde se dice se realizaban sacrificios. Es curioso observar como visitantes locales llegan a esta isla para dejar sus ofrendas a la Pachamana, mientras recorremos las ruinas no es de asombro encontrase con varias apachitas en el suelo o en las urnas, que pareciera fueron construidas para este fin.

 

Después de una hora la misma lancha nos espera para ir hasta la Isla del Sol, a 30 minutos de la Isla de la Luna. Son casi las 13h00 y es buena idea almorzar en un restaurante con terraza, deleitarse con el paisaje y el calor del sol es un placer. La Isla del Sol es la protagonista de la mítica de la leyenda de Manco Capac y Mama Ocllo, esposos e hijos del sol, quienes emergieron de las espumas del TIticaca en búsqueda de la capital del imperio Inca. Considerada un lugar sagrado, es la isla más visitada y la más grande del lago, la parte norte ofrece senderos de 3 a 4 horas para visitar la Chincana, el lado sur ofrece varias opciones de hospedaje, restaurantes. También se puede conocer Templo Pilkokaina y la Fuente de Vida a la cual se accede desde las escalinatas de piedra cerca al muelle. Son casi las 16h00 y en el muelle de nos espera la lancha llevará de vuelta hacia Copacabana. Lo interesante de todo el trayecto la comunidad controla la dinámica del turismo, el buen trato y mantenimiento de los espacios se debe a la exitosa organización de la población local .

La Bahía de Copacabana es un sitio ritual frecuentado por la devoción a la Virgen de Copacabana, miles de devotos llegan hasta El Calvario para realizar la peregrinación hacia la cima del cerro, las escalinatas de piedra nos conducen a las 14 estaciones del Viacrucis. En el trayecto encontramos ventas ambulantes de comida y alasitas, que son miniaturas de casas, autos, maletas de viaje, electrodomésticos y terrenos, empleados para rituales de fortuna. Los ritos son variados y están acompañados de comida, cerveza, flores en una mezcla de devociones prehispánicas y católicas, compartidas con el núcleo familiar . Por ejemplo, para obtener un terreno se realiza una ceremonia de venta, se delimita el espacio y se coloca una casita, un auto, petardos, oraciones y flores. Ya en la cima del cerro, la vista del Titicaca, Copacabana y sus alrededores compensan la larga y agitada caminata, considerando que subir gradas  a 3.840 msnm siempre es un reto.

Bajamos del cerro y caminamos hasta la Basílica de Nuestra Señora de Copacabana, dicha devoción es una de las más reconocidas y antiguas de la región. En la parte exterior del templo una feria al aire libre exhibe adornos de colores, cintas, flores y girnaldas para la “bendición de las movilidades”, que es una de las fiestas religiosas de mayor concurrencia, en la que decenas de autos de Bolivia y Perú son bendecidos en medio de oraciones agua bendita y coloridos adornos. Visitar la basílica es maravillarse con el esplendor del oro, la madera tallada y el pan de oro de sus retablos.

En la tarde nos despedimos de Copacabana para partir hacia La Paz…

Valijas, viajes y rutas: Parada 1 Conociendo el Titicaca

El equipo de ClickUio, emprendió un viaje de aventuras al corazón de los Andes, nuestra meta, la Ruta de la Muerte en Bolivia, la cima de la Montaña Machupicchu y otros lugares maravillosos. Acompáñennos en esta ruta fotográfica que ha sido para nosotras una experiencia inolvidable.

Conociendo el Titicaca

Imposible comprender Bolivia sin el Titicaca, sin el reflejo de la cordillera en sus aguas azules, sin el verde amarillo de los pastizales cortados por la carretera. En nuestra travesía, tuvimos la suerte de encontrarnos con el majestuoso lago apenas entraba el amanecer, llegamos a Puno y al bajar del bus, entre el frío y el mareo del viaje, el sol apareció bordeando las aguas del Titicaca. No he visto mayor espectáculo natural, el cielo se vuelve fuego, el agua rojiza y el horizonte se pierde a la vista, con tal suerte que pestañear se hace difícil.

Nuestro viaje no comienza aquí, pero desde este punto iniciaremos esta serie de artículos, para comentar con ustedes las experiencias de esta gira fotográfica. Tendremos varias entradas para que recorran con nosotras Puno, Copacabana, Machupicchu, La Paz, Cusco, entre otros lugares espectaculares.

Partimos desde Cusco a las diez de la noche esperando llegar aproximadamente al medio día a La Paz, sin embargo, los tiempos son más difíciles de lo que pensamos o estamos acostumbrados. A lo largo de este y otros artículos sobre nuestro viaje, les iremos dando recomendaciones, costos y tips para que quienes quieran hacer esta ruta, no tengan inconveniente y sepan perfectamente cómo llegar a su destino.

 

Es importante saber que las empresas de transporte turístico terrestre son, en su mayoría, bastante buenas, pero Cruz del Sur es la mejor, aunque no entra a Bolivia. De todos modos cualquiera que tomemos nos llevará solo hasta Copacabana, donde es necesario hacer un cambio de bus por uno más pequeño. Por 20 dólares, se puede ir muy cómoda en el segundo piso, pero es mejor pagar diez dólares más y tomar el asiento cama, eso sí alejado del baño. Huayruro, es una buena compañía de transporte y ofrece una buena atención hasta La Paz, es recomendable.

 

Aproximadamente a las 5:20 de la mañana, el transporte para en Puno durante una hora para desayunar y hacer la limpieza del bus, pero lo mejor es que es el momento perfecto para sacar unas fotos del amanecer al pie del lago. Desde allí en adelante, el Titicaca es un compañero inseparable en nuestro viaje, pues la carretera bordea todo el lago hasta la frontera con Bolivia. Ya en la mañana se pueden observar las montañas, y la majestuosidad del lago que es la fuente de vida y alimento de las comunidades cercanas a él.

 

En esta zona, el frio es constante así que lo mejor es llevar un pantalón térmico, un polar, una chompa de montaña y zapatos abrigados. Ayuda mucho llevar polainas o escarpines como los llaman en Cusco, guantes y un gorro o chullo para cubrir la cabeza y las orejas. La altura puede afectar por lo que masticar hojas de coca o tomar un buen mate eliminará cualquier indicio de soroche.

 

Recorrer esta parte de los Andes nos traslada a un escenario cargado de nuevos colores y nuevas sensaciones, pese al frío que entumece las manos, el sol es intenso y las nubes se separan unas de otras como algodones en el cielo azul. Todo se observa con texturas y planos de colores, completamente nuevos para nuestras miradas acostumbradas al paisaje urbano.

Luego de tres horas de bordear el Titicaca, llegamos a la frontera entre Perú y Bolivia, ahí es necesario bajar del bus para legalizar los documentos de viaje en migración de los dos países. Siempre van a decir que el trámite dura 20 minutos, pero todo depende de la cantidad de turistas que viajen en esta época y de lo que se demoren los departamentos de migración de cada país, pues muchos turistas no poseen sus papeles de entrada y deben pasar tiempo cancelando multas y renovando su ingreso. A 20 minutos de la frontera, llegamos a Copacabana uno de los sitios más hermosos de Bolivia y que será parte de una nueva entrada de nuestro blog.

 

El Museo más allá de la colección

Ivette Celi Piedra

Una serie de objetos representativos de una cultura, dispuestos uno al lado de otro, organizados bajo un criterio común, forman parte de lo que conocemos como Museo. Estos determinan un recorrido en el que confluyen una serie de mecanismos de interacción para que las personas tengan la posibilidad de conocerlas y comprender su significado, haciendo de la visita una experiencia. A los bienes culturales que forman parte de un museo se les llama colecciones y su importancia da paso a otros componentes que hacen de este espacio un lugar donde se comparte la memoria.

Las colecciones son el alma del museo y justamente son las que le otorgan su identidad. Pueden ser de arte, historia, arqueología, de carácter etnográfico, científico o de cualquier tema que determine el sentido de su clasificación. Según James Clifford, el ser humano tiende a coleccionar objetos representativos de su entorno y sus formas de clasificación determinan ideologías, escenarios políticos, aspectos sociales, económicos y culturales.

La colección del museo del Prado de Madrid, por ejemplo, para muchos especialistas, es catalogada como la pinacoteca más importante del mundo, se formó en los albores de la ilustración, bajo el reinado de Carlos III en el siglo XVIII, pero fue en el siglo XIX con el interés de Fernando VII en que se dio apertura pública a las colecciones reales españolas. Sin embargo, la ocupación de las tropas napoleónicas en España y posteriormente la Guerra Civil, acarrearon problemas, especialmente de índole económico, que limitaron su funcionamiento hasta el siglo XX en que la demanda ciudadana logró destinar una mayor atención al museo y sus contenidos.

Visitar el Museo Nacional del Prado, se convierte en una experiencia por sí sola, la mayoría de veces en que una persona puede recorrer sus salas, no cuenta con muchas herramientas de contenido, excepto por los cedularios y trípticos informativos que arrojan datos específicos de las obras y ubican al visitante en tiempo y espacio. Puede ser porque recorrer todo el museo en un solo día limita en gran medida la facultad de transmisión de información que el sitio puede proporcionar. Una visita turística, es muy distinta a un recorrido didáctico. Quienes hacen turismo sabrán que al recorrer un museo sólo se obtiene un barrido breve de la riqueza cultural de una sociedad, pero que con más tiempo, el visitante puede establecer una relación de cercanía con el museo y acrecentar su curiosidad por saber más de los bienes que se exhiben.

Es lo que pasa cuando se visita el Prado, la primera vez representa un abreboca que impacta a los sentidos, las siguientes, se convierten en experiencias de vida, que en muchos casos moldean aficiones, levantan pasiones, impulsan profesiones y hasta determinan formas de vida. Volver al museo entonces, se convierte en un pendiente que en algún momento deberá cumplirse.

Una de las tantas salas del Prado, alberga un óleo de gran formato, enmarcado con madera tallada y ricamente decorada. A simple vista, no llama la atención, pese a que es uno de los tesoros del museo que compite con la sección de los horrores de la guerra de Goya, las pinturas de los clásicos flamencos, Rembrandt, Rafael, el Greco o Zurbarán. Sin embargo, es una de las obras más estudiadas del Prado y a la que el tratadista español Antonio Palomino, autor del Museo Pictórico y la Escala Óptica (1726) denominó Las Meninas, de Diego Velázquez.

Pintada en 1656, Las Meninas anuncian un cambio de época hacia la modernidad. Catalogada como uno de los primeros selfies de la historia, es una de las favoritas del itinerario didáctico del Museo del Prado. Optar por la explicación especializada de esta obra dentro de las ofertas educativas del museo, es casi un paso obligado. Posiblemente porque en ella se pueden dilucidar muchos aspectos de la historia del arte europeo y además porque, a partir su comprensión, se suman la curiosidad y el deseo de descubrir qué hay detrás del resto de bienes que alberga el museo.

Diego Velázquez, pintor de cámara de la monarquía española, crea con Las Meninas una ventana de fantasía que permite al espectador entrar hacia el mundo de la realeza y compartir junto a ella una escena cotidiana. El centro de la atención recae en la Infanta Margarita de Austria, hija del rey Felipe IV de España y de Mariana de Austria, quien interrumpe el escenario en que los reyes están siendo retratados por Velázquez. De acuerdo a lo descrito por Palomino, todos los personajes son identificados: Junto a la Infanta, sus meninas (nombre portugués que se les otorgaba a las acompañantes reales), María Agustina Sarmiento e Isabel de Velasco. Al lado izquierdo se observan a los enanos Mari Bárbola y Nicolasito Pertusato este último nombrado Ayuda de Cámara del rey. Detrás de las meninas está su dama de honor Doña Marcela Ulloa y junto a ella, su guardadamas. En último plano al pie de la puerta de ingreso al salón se puede observar al aposentador real José Nieto. La figura de Diego Velázquez es la que más ha despertado interés sobre el estudio de esta obra, pues se autorretrata cerca de la Infanta Margarita con un enorme lienzo que supuestamente retrata la figura de los reyes Felipe IV y Mariana de Austria, cuyo reflejo se puede observar en el espejo que se ubica al fondo de la sala. Para hacer aún más cotidiana la escena, un mastín español, casi adormecido, acompaña a los niños.

 

Más allá de la conservación de las colecciones de un museo, esta institución tiene por finalidad enriquecer el interés de las personas por comprender las expresiones artísticas, los contextos históricos, las representaciones simbólicas, las formas de clasificación y las diversas lecturas que se pueden obtener de una obra de arte. La base, es la colección misma, pero ¿Quién determina su importancia? ¿Qué fundamentos hacen que se conserve en el tiempo? Si no existiera la oferta museal que acompaña la lectura de Las Meninas, muchas personas se quedarían sin la posibilidad de conocer a fondo su significado y la pintura pasaría desapercibida. Sin embargo, numerosos estudios realizados como parte del deber ser del museo hacen de este espacio un centro de transferencia de conocimientos del arte europeo y una de las infraestructuras culturales más importantes del mundo.

Saber quiénes son los personajes de un cuadro, dónde fue pintado y su técnica son cosas básicas que podríamos obtener fácilmente en el recorrido museal, entonces ¿qué hace de Las Meninas una obra excepcional? El estudio de las colecciones proporciona información más exhaustiva para que los visitantes tengan libre acceso a esos conocimientos. Como habíamos dicho, impulsar la curiosidad de las personas por conocer más sobre una colección hace que la institución se mantenga viva y por tanto se formulen nuevos retos en cuanto a recursos educativos, de comunicación, interactivos, lúdicos y tecnológicos.

La guía especializada del Museo del Prado, está formada por expertos investigadores e historiadores del arte de España, cada uno de ellos se convierte en un erudito en el estudio del arte y su función es motivar al visitante a seguir indagando sobre el universo de posibilidades que ofrecen las colecciones. Además, el museo cuenta con centro de investigaciones científicas cuyo trabajo se ve reflejado en su oferta cultural. En esta guía, se puede conocer que para Velázquez, el cuadro de Las Meninas, no fue únicamente el retrato de la Infanta Margarita, sino que el pintor lo convirtió en una compleja manifestación de los mecanismos de representación que el artista desarrolla de sí mismo y de la familia real, en una condición cotidiana. Pero va más allá, Velázquez asume esa representación propia como una posibilidad de demostrar su importancia en medio del contexto político español.

Al observar el cuadro y con la ayuda de la guía, el espectador puede adentrarse en la escena y hasta analizar rasgos genéticos que evidencian los problemas de consanguinidad de la familia real que pusieron fin a la dinastía de los Austrias años más tarde. La corta estatura de la Infanta Margarita se ve contrastada con la de sus meninas, pero se equipara con el tamaño de los enanos Mari Bárbola -que además sufría de hidrocefalia- y Nicolás Pertusato. La explicación detalla que existen algunas interpretaciones que aseguran el hecho de que Velázquez los incluyó en el cuadro con el propósito de no desmerecer el tamaño de la Infanta Margarita quien sufría del síndrome de Albright, una enfermedad genética que provoca pubertad precoz, baja estatura, enfermedades óseas y que terminó con su vida a los 22 años de edad.

La guía llama la atención de los visitantes cuando se refiere al autorretrato de Diego Velázquez, pues alerta que el pintor lleva en su pecho el símbolo de la Orden de Santiago, una organización nobiliaria, honorífica y religiosa a la que era muy difícil ingresar. Para ello, el postulante debía demostrar con documentos que él, sus padres y abuelos eran Hidalgos de sangre noble de España y que ninguno de ellos había realizado trabajos manuales como medio de subsistencia. Además debía comprobar no tener ningún tipo de descendencia judía, musulmana, herejes o conversos, entre otros requisitos que autentificaban su fe en la iglesia católica. Diego Velázquez no logró aprobar su ingreso a la Orden al momento de pintar Las Meninas, sin embargo por solicitud directa del Rey Felipe IV, el Papa Alejandro VII otorgó la dispensa, permitiéndole su ingreso. Esto se produjo tres años después de haber pintado el cuadro de Las Meninas. Entonces la guía interpela al público ¿Cómo puede ser posible que Velázquez aparezca con el emblema de Santiago?

El retrato pictórico, antes de la fotografía, revela eventos, procesos históricos y situaciones específicas cuya importancia merece ser recordada. Para muchos estudiosos, la pintura podría ser usada como documento histórico, sin embargo, en muchos casos su rigurosidad quedaría al margen de la duda. Diego Velázquez murió pocos meses después de haber obtenido su ingreso a la Orden de Santiago, por tanto se presume que el emblema fue pintado posteriormente. Lo que no se sabe, confiesa la especialista, es si fue el mismo artista quien integró este detalle en su obra o fue por orden misma de Felipe IV que en honor al pintor ordenó colocarla.

Para finalizar la explicación, la guía hace referencia al taller en el que Velázquez trabajaba en sus pinturas. Era una de las habitaciones del antiguo Alcázar de Madrid, actual Palacio Real. El sitio en el que el pintor retrata a los reyes era el denominado cuarto del príncipe, que posterior a la muerte de Velázquez fue la habitación destinada a los pintores de cámara del rey. La cantidad de pinturas que cuelgan de las paredes dan la idea de que se trata del estudio del pintor y una ventana al lado izquierdo permite el paso de la luz que ilumina la escena. Se dice que la habitación real nunca tuvo esa ventana y que Velázquez la incluyó en su cuadro para privilegiar el claroscuro y matizar con sombras la perspectiva hacia el interior. Velázquez permite al espectador tomar el espacio del rey o la reina e integrarlo al cuadro en el momento mismo en que la Infanta Margarita irrumpe en la habitación.

 Gracias al museo y sus diversas posibilidades, los secretos del Prado son revelados a sus visitantes y toda la información con respecto a Las Meninas de Velázquez se obtiene a través de los itinerarios didácticos, los cursos y las explicaciones especializadas. Seguro que quien tiene el privilegio de acudir a uno de ellos, se llevará una experiencia inolvidable.

Es que detrás de la colección hay una serie de procesos que se trabajan simultáneamente para lograr transmitir la información que guardan los bienes museales. Los problemas que deben enfrentar los museos actualmente tienen mucho que ver con la guerra mediática y la tecnología que absorbe la atención de los públicos. Por otro lado, está la idea de pensar que a través del show visual se va a captar la atención del visitante, dejando de lado la investigación y la interpretación de las colecciones. En este sentido, es necesario comprender que la base de la institución museal recae en su acervo y que más allá de la responsabilidad de conservarlo y mostrarlo al público, está la necesidad de investigarlo, estudiarlo y transmitir todos esos conocimientos sin necesidad de disfrazar al museo de elementos innecesarios y costosos. Ejemplos plausibles en la administración pública son los que el Museo de la Ciudad de Quito ejecutó con dos de sus exposiciones más emblemáticas “Escenarios para una Patria, paisajismo ecuatoriano” y “Alma mía” ambas, investigaciones de la historiadora del arte Alexandra Kennedy, que mantuvieron una dinámica de guías especializadas similares a las que ofrece el museo del Prado y que lograron amplia acogida de la ciudadanía. Es importante hacer referencia también a los esfuerzos de investigación de la colección del recientemente abierto museo del Carmen Alto, cuya agenda de prácticas relacionadas a su acervo le han posicionado como un ejemplo serio en el campo de la investigación museal. Lastimosamente, todavía un alto porcentaje de museos en nuestro país, no dedican recursos ni humanos ni económicos, a la investigación.

No es imprescindible la inversión de grandes sumas de dinero para la activación de un museo, pues cualquier recurso visual puede verse opacado si no se logra transmitir la información correcta, así como tampoco se puede esperar haber investigado toda la colección para comenzar a transmitir contenidos especializados. Es posible que ningún museo en el mundo haya logrado investigar la totalidad de su acervo, pero el trabajo constante en este ámbito asegura una fuente inagotable de recursos y novedades para los visitantes. Por ello, los retos que enfrentan los museos hoy en día, ya no solamente entran en el ámbito de la actualización tecnológica o de la competencia contra el cine, la televisión, los video juegos y los centros comerciales, sino en promover procesos sostenidos de recuperación de las memorias a través de la transmisión de contenidos que han sido profundizados por especialistas dedicados al estudio de las colecciones.

En ello, la profesionalización de los trabajadores de museos es un punto clave que debe tomarse en cuenta como política pública, pues para lograr la esperada revolución cultural, el Estado debe promover acciones que otorguen a los espacios donde se resguarda la memoria su carácter emblemático. Así como el Prado es para España un recurso ilimitado de conocimiento de la historia, nuestro país debe considerar a sus museos como escenarios de promoción de sus identidades diversas. No es una tarea fácil pero es un paso necesario, puesto que de nada sirve incorporar en el museo un espectáculo de luces y sonido cuando una colección ha sido vaciada de contenidos, cuando no existen especialistas en el estudio de los bienes culturales o cuando no podemos garantizar la sostenibilidad de los repositorios.

Las buenas prácticas museales en el mundo no solamente garantizan una comunidad conocedora e identificada con su cultura, sino que son activadores de importantes fuentes de trabajo y recursos económicos a través del turismo y la promoción de sus referentes culturales. Sabemos que el museo, como institución, ha tenido que enfrentar abandonos sistemáticos, que se desprenden de la priorización de otras necesidades que dejan de lado su atención, pero basta iniciar con una promoción adecuada y sobretodo técnica que garantice la calidad del servicio museal, para que las demandas de información promuevan su sostenibilidad a largo plazo. Hay mucho por reflexionar, estamos en un tiempo en que la competencia por la magnificación de los espacios de concurrencia masiva hacen que se descuide el verdadero sentido con el que muchos repositorios de memoria fueron creados. Las instituciones juegan a ser parques de diversiones limitando las posibilidades de investigación y estudio, prácticas que deben ser primordiales y cotidianas, puesto que más allá de la colección existe un universo de temas por descubrir.

*Artículo elaborado para el Suplemento Cultural CartóNPiedra de El Telégrafo de Ecuador (mayo 2014)

La animación y el discurso político

Rosa Inés Padilla Yépez

La Segunda Guerra Mundial condujo a que realizadores y creadores de películas animadas incorporaran dentro de sus contenidos, temáticas que repudiaran el nazismo y ridiculizaran a personajes como Hitler, Mussolini y muchos otros. Según varios autores, antes de que Estados Unidos interviniera en ella, ya se producían filmes animados que criticaban duramente la guerra e inducían en el espectador un sentimiento de patriotismo y apropiación de lo nacional. Analizando esta situación, podemos llegar a la conclusión de que, en efecto ya existía una marcada intención de concientizar a la población americana en contra de la guerra, pero esta intención no venía de las esferas estatales como herramienta política, sino como iniciativa de muchos realizadores y dibujantes de filmes animados que habrían migrado de Europa a Estados Unidos y cuya descendencia era judía. Tal es el caso de los hermanos Warner que, en 1942, lanzaron una serie animada llamada The Ducktators cuya temática está basada en satirizar las imágenes de Hitler, Mussolini e Hirohito, representados por tres patos que sometían a los demás animales en una granja.

Pero no solo los hermanos Warner pusieron en pantalla animaciones relacionadas con la guerra, Walt Disney también desarrolló un filme en el que el pato Donald sueña que vive en el período Nazi realizando trabajo esclavizante y rodeado de un discurso monótono y repetitivo. El filme concluye cuando Donald despierta del sueño, vestido con un pijama estampado de la bandera de los Estados Unidos y agradece, besando a la estatua de la libertad, ser un ciudadano americano.

La apropiación del discurso político para los dibujos animados fue una herramienta muy utilizada, el afianzamiento del “ser ciudadano americano” se convirtió en un recurso que no podía faltar dentro de las producciones animadas. La Warner desarrolló productos que diversificaban las diferentes clases sociales, tipologías étnicas, modelos económicos y proyectos de posicionamiento tecnológico y económico. Por su parte Disney apelaba a un proyecto civilizatorio de tinte conservador con producciones basadas en historias populares. Blanca Nieves y los 7 Enanos fue la primera de una serie de cuentos animados que, hasta nuestros días, ocupan una posición preferencial dentro de la industria del entretenimiento.  El dibujo animado estuvo destinado a ser parte de los momentos de distracción de niños y adolescentes, es hasta la actualidad una herramienta de construcción de los procesos ideológicos y es uno de los métodos de socialización más eficaces, por lo tanto el mensaje y el discurso implícito dentro de sus producciones de alguna manera ha influenciado en la construcción de la sociedad moderna y contemporánea, adaptándose a los recursos tecnológicos que van evolucionando las técnicas de producción.

*Rosa Inés Padilla, Magister en Antropología Visual por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO sede Ecuador.

La Sultana de los Andes

Hoy 21 de Abril, Riobamba celebra sus 192 años de independencia, proclamada en la  Batalla de Tapi y liderada por el Mariscal Antonio José de Sucre.


Reconocida como una de las ciudades más antiguas del país, los españoles declaran su fundación en 1534 sobre Liribamba,  antigua ciudad de los Puruhaes actual cantón Colta. En el año de 1797 un devastador terremoto destruyó la ciudad en su totalidad, Antonio Lizarzaburu alcalde de Riobamba, refundó la ciudad en la llanura de Tapi, ubicada a pocos kilómetros de la ciudad antigua.  La nueva Riobamba planificó su traza en damero, trasladando los bienes y piezas más representativas a la llanura.

Rodeada por imponentes nevados y volcanes como el Chimborazo, Carihuairazo, Tungurahua y El Altar, renació como la ciudad de las primicias al ser la primera ciudad española de la Real Audiencia de Quito, el primer cabildo municipal, donde se fundó la primera radiodifusora: Radio El Prado, donde se erigió la primera iglesia española en el territorio: la Balbanera. Además es la ciudad donde se creó la primera Constitución de la República, la cuna del primer científico ecuatoriano Don Pedro Vicente Maldonado y donde se construyó el primer estadio olímpico.

Riobamba, Cuna de la Nacionalidad, ubicada a 2754 metros de altura, con una población 146 mil habitantes  es uno de los centros más importantes de comercio agrícola y ganadero del país.

La Luz de Cristo

El fuego nuevo que ilumina al mundo simbolizando la Luz de Cristo resucitado. El fuego da inicio a la celebración de la pascua y a un nuevo tiempo de paz. De la hoguera se toma el fuego que enciende el cirio pascual, elaborado de cera pura de abeja con cuatro incrustaciones de incienso que representan los clavos de la cruz. En él se colocan las legras griegas Alfa y Omega, la primera y última del alfabeto griego que hacen relación al principio y al fin. Cristo como principio y fin de todo, suyo es el tiempo y la eternidad.

El cirio es uno de los símbolos más representativos de la pascua de resurrección pues además de estos componentes lleva la marca del Crismón de Constantino, primer emperador romano que se adhirió al cristianismo. Este cirio permanecerá encendido durante toda la temporada de Pascua, hasta el domingo de Pentecostés, es decir cincuenta días. Posteriormente será colocado a un lado de la pila bautismal y será encendido en las celebraciones de bautizo y en misa de difuntos pues determina el inicio y el fin de la vida material.

Al encender el cirio, la comunidad cristiana redime su fe y diciendo «Que la Luz de Cristo, que recusita glorioso, disipe las tinieblas del corazón y del espíritu». El sacerdote ingresa a la iglesia que se encuentra a oscuras y pasa la luz a todos los fieles que poco a poco la van iluminando.

Los Diablos de Alangasí

Cristo ha muerto y el mal ha triunfado en el mundo, el demonio se apodera de las calles y las plazas. El destino de la humanidad está en manos de Satanás.

El Viernes Santo, al caer la tarde en Alangasí, los diablos salen a las calles y caminan a sus anchas, tentando a todos quienes se cruzan por su camino. Utilizan fajos de dinero, imágenes provocadoras, oro, joyas e intentan conquistar al mundo. Los niños corren asustados y otros inocentes huyen de los diablos que hacen de las suyas. Muchos turistas prefieren sacarse retratos con los diablos y aquellos que conocen la tradición, burlan al demonio con risas y juegos. Así es Alangasí el viernes Santo y el Sábado de Gloria.

Desde la época de la colonia, esta tradición ha permanecido guardando su riqueza simbólica. Los demonios, los Turbantes, los Ángeles y los Soldados, cada año llenan de colorido las calles de esta parroquia. La tradición singular, nos lleva a imaginar qué sería el mundo gobernado por el diablo y entre luces de colores, ventas y oraciones, se evidencia un claro ejemplo de nuestra tadición barroca.

La procesión de las luces

Desde hace algunos años, el Jueves Santo en Quito, se realiza la procesión de las luces que es un evento más bien turístico en las calles del Centro Histórico. Aquí se representan algunas advocaciones religiosas como la Inmaculada Apocalíptica o la Virgen de Quito y la Virgen Dolorosa. Las representaciones son realizadas por el Ballet Jachigua que además acompaña con elementos tradicionales de la Semana Santa de Cotopaxi. El recorrido sale de la Basílica del Voto Nacional y llega hasta la calle de la Ronda, durante la procesión , fieles católicos acompañan  con velas encendidas y oraciones.

 

Vale la pena mencionar que con el paso de los años, este evento se ha ido institucionalizando así como la visita a las siete iglesias. Miles de personas se movilizan con la finalidad de recorrer cada una y dejar diversas peticiones y plegarias en  ellas.